Vitamina D es el nombre que se aplicó a dos sustancias liposolubles relacionadas, colecalciferol y ergocalciferol, que muestran en común la capacidad principal para prevenir raquitismo o curarlo.
Existen distintas formas de obtener la vitamina D:
- Por la ingestión de alimentos como el hígado de algunos pescados, de donde se obtiene colecalciferol (provitamina D 3).
- Por la exposición a los rayos solares, fomentando la presencia en la piel de colecalciferol (provitamina D 3). Pero su síntesis (“fabricación”) dependerá de la latitud, la estación del año, la altitud, el momento del día, la contaminación atmosférica, las nubes, el uso de cremas solares, el contenido de melanina de nuestra piel, la edad, el peso y de cómo nos vistamos.
- Incluyendo en las dietas suplementos específicos bajo supervisión de un profesional.
Absorción y metabolismo
Se absorbe a nivel de duodeno y yeyuno en presencia de sales biliares. De ahí pasa al hígado por vía linfática. Posteriormente se transforma en una hormona: 25-hidroxicolecalciferol, que se asocia a una proteína fijadora de la vitamina D (DBP), para poder pasar así al torrente sanguíneo. Este complejo se activa en el riñón en forma de 1,25-dihidroxicolecalciferol, y el excedente se acumulará en el tejido adiposo en espera de su utilización.
Es eliminada casi en su totalidad por vía biliar, y en menor proporción, por la orina.
Principales funciones:
- Es una vitamina absolutamente indispensable para asegurar la buena utilización y el mantenimiento de unos niveles adecuados de calcio y fósforo, minerales indispensables en la formación del esqueleto y los dientes. Esta actividad la lleva a cabo asegurando, en primer lugar, la absorción de estos minerales a nivel intestinal, en segundo lugar, conduciendo el calcio de los huesos a la sangre, y en último lugar, favoreciendo la reabsorción de estos dos minerales en el riñón.
- Favorece la coagulación de la sangre.
- Mantiene en buenas condiciones el sistema nervioso.
Está ampliamente demostrado que buena parte de la población tiene unos niveles de vitamina D en sangre por debajo de lo que se considera necesario, así, el riesgo de pérdida de masa ósea y de fractura ante un mínimo traumatismo es muy elevado, entre otros muchos síntomas.
Su deficiencia puede provocar:
- Osteomalacia y osteoporosis.
- Caries dentales de carácter grave.
- Inadecuada absorción del calcio.
- Raquitismo en los niños, lo que dará lugar a la deformación y ablandamiento de los huesos, con arqueamiento de las piernas, ablandamiento del cráneo, bajo desarrollo muscular y dificultades respiratorias por hundimiento del tórax, entre otros síntomas.
- Frena la absorción intestinal de Calcio y Fosfatos, cuya constancia en sangre es indispensable para que la mineralización ósea. Se produce paralelamente una hiperfunción paratiroidea que moviliza el Calcio y el Fósforo de los huesos, aumentando la eliminación de fosfatos urinarios.
- Enfermedades autoinmunes.
- Hipotonía y atrofia muscular.
- Alteraciones pulmonares, con tendencia a catarros bronquiales.
- Falta de apetito, palidez, intranquilidad, tendencia a sudar, diarrea y anemia.
Fuentes:
La podemos encontrar en: pescados y aceites de pescados (bacalao), huevos, hígado de ternera, cordero y cerdo, cereales integrales, mantequilla y leche.
En próximas ediciones os seguiré hablando “del poder” de esta tan importante vitamina.